Y si al despertar, la realidad que ven mis ojos al abrirse es tu imagen pidiéndome entre sollozos que siga en pie, que no me vaya?
Y si nunca despertó de ese coma? Abandonando así a los suyos, dejando apenas una triste y corta vida que tal vez habría podido cambiar si tan solo tomaba conciencia, pese a su edad.
Es necesario que aunque no ponga fichas, el motor de mi cerebro se active a mil y me pase 100 veces la misma película antes de irme a dormir?
Y como hubiera actuado yo? Seguramente me hubiese quedado en mi lugar.
Y lo único que me hubiese echo ruido hubiese sido el latido de mis venas dilatadas y mi cara teñida de un rojo feo causado por la posición en la que quedé.
A veces pienso que realmente viniste conmigo y te pasó algo muy malo como para no contármelo y así vivir como una mentira todos los momentos en los que te haces presente en mi vida.
Hay tantas cosas que quiero saber. Pero es poco lo dispuesta que estoy a observar.
Las imágenes que se forman entre sueños y momentos personales, se estiran y se alargan reproduciéndose en cámara lenta y luego en cámara rápida.
De día y de noche. Yo adelante, yo al costado. Yo viva, yo muerta.
Y finalmente me rindo ante el sueño, y por primera vez en la noche, mis pensamientos se aflojan.
Pero no se en qué realidad me voy a despertar cuando sean las 7:50 am, y el teléfono suene, trayendo con sí, la mala noticia.
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