lunes, 22 de abril de 2013

And now you've heard that words turn to gray life in the shade. A violent cry. I'm just trying' to find a mountain i can climb.


Quiero ver si soy la única a la que le pasa o qué.
Viste cuando hablas todo el tiempo con alguien? Cuando prendes la computadora y buscas a esa persona para hablar, porque comparten cosas, porque te sentís, te encontras un  poco en esas conversaciones?
Viste cuando estas a punto de hacer algo y sabes que está mal, pero lo haces igual porque te superan las ganas, o la calentura, el enojo, la inhibición?
Sabes que te vas a arrepentir después, en cierto punto. Pero también pensas que "la vida es corta y hay que aprovechar todas las oportunidades".
Las cosas pasan por algo.
Y qué pasa si esa persona con la que tanto soles hablar, en realidad, no está en este momento de tu vida? Y que pasa? con quién hablas? a quién esperas para que aparezca y hablar?
Las cosas de quién lees? Las fotos de quién miras? Qué canciones son las que te transmiten algo? Qué es lo que te transmiten las canciones? Hay canciones?
¿Y si no tenes eso de lo cual arrepentirte después? ¿Y si no tenes dos cosas que poner sobre la mesa para después elegir y ver las consecuencias, celebrando la elección que tomaste o lamentándote por lo boludo que fuiste al elegir mal?
A veces podes estar lleno de actividades que te gusten. Podes estar lleno de amigos que te rodean. Podes sentirte bien con vos mismo, hasta que tocas una parte que no es tan necesario que esté llena, pero por momentos lo necesitas.
Ni siquiera sabes qué relleno tiene que ir. Ni de qué tiene que ser la consistencia. ¿Se come? ¿Tiene gusto? ¿Me gusta? ¿Dónde lo busco? ¿Por qué no aparece? ¿Que tengo mal? ¿Hay algo que deba cambiar?
Entonces ese rincón donde tiene que ir ese "algo", se empieza a llenar, cada vez más. Te saturas completamente. Pero de preguntas. Preguntas que vienen equipadas con una carga importante. Cada una tiene un taladro, que acciona sobre tu cabeza, sobre tu pecho, sobre todo tu cuerpo.
Se forman mil huecos. Te llenas de agujeros, honduras, grietas, desniveles.
Las orejas se encuentran atravesadas por agujeros que dan hacia el exterior. Las canciones y el contenido de éstas, literalmente, entran por un extremo y salen por el otro. Nada te queda.
Miras imágenes y no absorbes. No tomas el contenido. Nada te llega. Tenga o no colores. Haya o no personas. Aunque el paisaje sea profundo.
Escuchas hablar a la gente. Caras nuevas aparecen. Y así como vienen,  se van. ¿Qué le pasa a tu cabeza? ¿Por qué no procesas?
Porque esos taladros te agujerearon. El interés ni siquiera se asoma. Puede que necesites algo más. Tal vez tapar todos el daño que hicieron esas preguntas.
Y ahí es cuando volvemos a repetir la secuencia a partir del "cómo". ¿Cómo tapamos los agujeros?


Que mierda lo que escribí. Estoy bloqueada. BASTA. chau.

sábado, 20 de abril de 2013

Stages.


Lo tomo con dos dedos, lo prendo, aspiro, observo.
Suelto y vuelvo a observar.
Siento.
A qué cielos volaran mis humos?
En qué ríos se derrumbara mi cuerpo hecho de cenizas?
Qué olas arrastraran mis pensamientos?
Qué costas los recibirán?
Exprimo recuerdos.
Me como tus ojos.

Vomito tu nombre.

jueves, 18 de abril de 2013

Basurita.


Hacía meses que sentía una molestia en su ojo derecho, la cual se iba agravando cada vez más en menor tiempo.
Por momentos, esa basurita que habitaba por debajo de su párpado, decidía irse a dar un par de vueltas, lo cual era un inmenso alivio y eso producía una gran satisfacción, pero luego, después de un par de horas, la invasora volvía.
Con el tiempo comenzó a sufrir grandes molestias que ahora se convertían en barreras dentro de su cabeza, que por momentos generaban una especie de cortocircuito que no le permitían concentrarse, a veces, incluso, pensar.
Necesitaba ir a un doctor urgente, ya que podía sentir como ésta se desplazaba por su ojo, pero algo le decía que iba a terminar escuchando la frase más preocupante ante un problema: "no tiene nada".
Había momentos en los que la basurita comenzaba a hacerse notar cada vez más, y en momentos claves.
Cuando abría el Facebook, o al recibir un mensaje de texto, al esperar una respuesta, al sentir la falta de presencia  de "X" persona o incluso al recordar ciertas cosas.
Estas situaciones hacían que su paciencia terminara con su cuerpo entero, desplomado sobre el piso de su baño, y sus ojos rompiendo en un llanto inconsolable.
¿Por qué le angustiaba tanto?
Es que en realidad, era algo desesperante.
Las semanas pasaron hasta que un día, la basurita desapareció. Se dio cuenta porque pudo sentirlo. Hasta imaginó su partida con valijas y todo, ya que se había instalado de manera tal que el ojo había sido tomado como su hogar.
Pero aunque se hubiera marchado, y esta vez para siempre, seguía sintiendo la sensación de que ésta ya era parte de sí.

lunes, 15 de abril de 2013

Seis carajos.

Puedo acordarme de cuanto era el nivel de satisfacción mutua al estar observando cada expresión de su cara cuando le hablaba y darme cuenta de como se cruzaban un millón y medio de pensamientos paralelos por su cabeza mientras yo recitaba mi triste monologo.
Puedo recordar como frases sin sentido salían sin respeto alguno por su boca, sacandole por completo el peso a mis anécdotas.
Quiero darte la noticia de que no me importaba, y me encantaba si lo hacías  Por eso, muchas veces continuaba hablando esperando a que me interrumpieras para callarme y dedicar mis sentidos a tus incoherencias.
Pero ya no se realmente si me sigue gustando ese encanto que podías llegar a generarme al hablar. Realmente no lo se. Por eso te digo que me importa tres carajos lo que se te venga a la mente, y quieras decir en voz alta, sin importar si estoy hablando. Asi como a vos te importa tres carajos mi persona y lo que me pasa cuando te escucho hablar pelotudeces.

(!!!!!!!!)

jueves, 11 de abril de 2013

Destapo.


Los cubiertos chocaban accidentalmente contra los platos de cada individuo provocando ruido de ambiente en aquella habitación.
Dos conversaciones rondaban por la atmósfera, chocándose entre si, dificultando  su llegada a cada destinatario.
Ella se encontraba sentada, observando mientras se llevaba a la boca un tenedor enredado de tallarines con salsa
Al lado suyo se encontraba su pareja. En frente, la madre y el padre. Al otro lado, su hermana.
No estaba atenta a ninguna de las conversaciones. En realidad,se entretenía mucho más con algo poco común. Por lo menos ella así lo creía. Nunca lo había hablado con nadie porque no era algo que le gustara contar.
El juego consistía en imaginarse siendo parte de aquella cena, largando una serie de preguntas con un nivel de incomodidad y desubicación extrema. Tal así era que hasta imaginaba la repercusión de sus preguntas, en las caras y acciones de los demás.
Mientras observaba a las personas hablar, elegía su blanco.
Esta vez, su pareja.

- ¿Te acordás cuando me cagaste?
- ¿En tu familia saben que cuando tenemos sexo, te gusta putearme?
- ¿Ya le contaste a tus papas que a tu ex novia la dejaste embarazada pero abortó?

Luego siguió con la hermana.

- Y decime... ¿vos a qué edad perdiste la virginidad?
- ¿ Por qué llorabas a noche?

Y por último, eligió atacar a los padres en conjunto.

- ¿Y el trabajo? ¿los siguen estafando como siempre?
- ¿Van mejor en la cama o el viejo tiene que tomar Viagra? 

Su cara se iba transformando al imaginar las reacciones ante las preguntas que formulaba.
A veces imaginaba como todos dejaban de masticar y se quedaban mirando al interrogado.
Otras veces imaginaba un drama, donde la víctima comenzaba a llorar porque a veces sus preguntas eran demasiado crueles o muy íntimas como para que el resto de la familia las estuviera escuchando.
Normalmente intentaba agarrarse de datos que ella ya sabía, aunque otras cosas las suponía, o las daba por obvias.
Ni siquiera ella sabía a qué llegaba con este juego. Solo le divertía pasar el tiempo de esa forma en vez de tener que escuchar cosas que no le interesaban, y menos de alguien quien no la hacía feliz. Estaba perdiendo el tiempo y lo sabía.
No tenía ganas de volver a pensar en eso. Entonces, siguió pensando preguntas.

miércoles, 10 de abril de 2013

Rimas sin anestesia.


Te voy a llevar. Te voy a sentar.
Los pies y manos te voy a atar.
La boca no hace falta porque lo último que haces es hablar.
Voy a gritar. Me vas a escuchar.
Desde las cosas más obvias hasta las que no se pueden contar.
Te voy a llenar de cachetadas. Te voy a dejar la cara marcada.
Te voy a arrancar todos los pelos. Hasta que se me vayan todos los celos.
Cada uno de tus dedos voy a arrancar y nada vas a poder tocar.
De a poco te baño en alcohol. Te tiro un poquito en los ojos así no podes ver más el sol.
Sin miedo, con un revólver te voy a apuntar y en tu cara de súplica mis ojos se van a clavar.
Quiero jugar con vos hasta que me canse. Quiero destruirte a mi ritmo y que el tiempo me alcance.
No vas a correr, no vas a gritar. Esta vez tu presencia no me va a perturbar.
Cuando sea el momento, un fósforo me vas a ver prender. Llena de entusiasmo y riendo te voy a ver arder.
Finalmente, en un éxtasis de felicidad observo como tu cuerpo de a poco se termina de calcinar.
¿ Realmente tus cenizas tengo que barrer? ¿Enserio lo tengo que responder?
Yo no soy la que miente. En cambio vos sí. Merecías que te arrancara los dientes.
Igualmente, ya no queda nada de vos. Me siento rara. Te extraño. A penas se quién sos.

martes, 9 de abril de 2013

Contestá.

¿Dónde estás?
¿Qué haces?
¿Qué queres?
¿Por qué no apareces?
¿Por qué no me decís?
¿No querés?
¿No te gusta?
¿No vas a responder?
¿Por que te vas?
¿Sos idiota?
¿Me extrañas?
¿Te acordás?
¿Me escuchas?
¿Me ves?
¿Me estas mintiendo?
¿Qué te pasa?
¿Qué pensas?
¿Te gusta?
¿Por qué hablan?
¿Sos?
¿Te haces?
¿Podes más?
Ah, ¿no vas a responder?
...
Voy a gritar tan fuerte. Eso es lo que voy a hacer.
No me das señales. No las encuentro.
¿Las hay?
¿Vas a volver?
...
Ah, ¿no vas a responder entonces?
Ah, ¿no vas a responder entonces?
Ah, ¿no vas a responder entonces?
...
Entonces no te quedes más.

lunes, 8 de abril de 2013

No puedo más.


Palabritas empujan dentro de mi boca. Quieren salir. 
Quieren expresarse de la forma más fuerte que exista sobre la tierra.
No puedo más.
Tengo las manos atadas. Los ojos vendados.
Te leo y no puedo más.
Te escucho y estoy bien.
Te veo a través de esta figura y no puedo más.
Estoy loca.
Me enfermé.
Me siento mal.
Me duele la cabeza.
Jajaja qué ironía.
Qué contradicción.
Esto es en vano.
Ya es tarde.
Estoy confundida. Quiero estarlo. Hacemelo saber. Me voy a arrepentir.

Las palabras van haciendo presión cada vez más.
De a poco, una por una comienzan a lastimar mis labios.
Me sangra. Ayudame. No me gusta. Me duele.
Finalmente me rindo. No puedo más.
Respiro hondo.

Y suelto.
Me gustas.

sábado, 6 de abril de 2013

Subte "D"


Bajó las escaleras con algo de entusiasmo y decepción a la vez.
No sabía si estar contenta o si tener a mano una caja de pañuelos y un revólver.
-Buen día- Dijo cuando se acercó a la boletería.
-Buen día- Respondió el empleado con amabilidad. Valoraba el buen trato de los pasajeros. No todos deseaban realmente buenos días. O por lo menos no sus caras.
- Dos viajes por favor- Pidió convencida, dejando un par de billetes y monedas sobre el mostrador.
-Aquí tiene.
-Gracias.
-No hay de qué.
Pasó la tarjeta por la máquina, conservando todavía un viaje.
Caminó hasta uno de los bancos, observando los enormes carteles de publicidades que sobresalían de las paredes.
Se sentó a esperar el primer subte, solo para verlo pasar. Al igual que al segundo, y al tercero, y al décimo cuarto.
De pronto, una figura se paró frente a ella.
-Disculpe que me meta, pero noté que hace algunos largos minutos que está aquí sentada, trabajo en el puesto de diarios de en frente pero como ve, mi turno ya terminó.
Ella lo miró y continuó esperando sin decir palabra alguna. A decir verdad, la presencia de aquel tipo la alteraba bastante.
- Me llamo Carlos. Un gusto - se presentó torpemente, esperando cualquier tipo de reacción de parte de ella.
- Hola- Contestó cortante, ya de mal humor.
-Vuelvo a pedir disculpas, pero le cuento, que al trabajar en esta estación, veo a diario personas  que se sientan a esperar a alguien y se pasan minutos, incluso horas, hasta que pasa el último subte y la gente de metro vías decide cortar la tensión pidiendo incómodamente que se retiren.
- No es mi caso. Gracias por la anécdota- Respondió sin sacar la vista que ahora se fijaba en un cartel  con una publicidad de relojes que se encontraba en la pared de en frente.
- Bueno, no vengo a sacarla de aquí porque no es mi trabajo...
- Entonces?
-Entonces nada, vengo a preguntarle si quiere compañía mientras espera.
-No, gracias.
El hombre no sabía si seguir insistiendo o si marcharse rápidamente antes de que esa mujer, cuyo nombre desconocía, lo apuntara con un revólver y acabara con su vida en menos tiempo del que llevaba esperando quién sabe a quién en aquella estación.
- Bueno, me quedaré aguardando al próximo subte de todas formas. Estas situaciones las vivo a diario, como ya le dije. Sería una pena que se quedara hasta el último subte.
- No es mi caso. Puede irse y ya?- Contestó algo furiosa, alterada, preocupada.
Esa reacción no había sido de su agrado. Entendía que aquella señorita no estaba en su mejor momento, pero tampoco iba a dejar que lo tratara de esa manera, a lo que respondió sin pensarlo demasiado:
- De acuerdo, al fin y al cabo no soy yo el que se queda echando raíces. Usted es un caso más aunque no lo acepte.
- Puede ser, pero de mis raíces va a crecer un árbol hermoso- Respondió con ironía, burlándose.
- Me parece perfecto, usted es una hermosa mujer y seguramente encontrará a alguien que la venga a regar todos los días mientras sigue esperando a quien plantó esa linda semillita, que ahora es un bello árbol repleto de raíces, las cuales están dificultando la llegada de mi subte. Debería cortarlas. Están enredándose en las vías, señorita.
- No se preocupe, traigo una podadora en mi cartera. Ya que insiste tanto, admito que soy uno de los tantos casos con los que se encuentra diariamente.
Finalmente, el subte llegó y el diariero se marchó.
Ella continuó esperando.

viernes, 5 de abril de 2013

Adjetivos y algo más.


Movimientos y manos torpes.
Acciones limitadas.
Silencios que hablan.
Pupilas que gritan.
Frases y palabras por vomitar, que terminan siendo digeridas y se alojan en el estómago.
Tiempo justo. Ritmo tranquilo.
Gestos inconfundibles.
Señales obvias.
Músaica random.
Luces invasoras.
Risas nerviosas.
Cuerpos vibrantes, confundidos, destructivos.
Mentes inquietas.
Voces internas.
Respiraciones entrecortadas, agitadas.
Necesidad. Explosión de preguntas. 

martes, 2 de abril de 2013

Perfumes para búhos.


¿ Qué hago sentada en mi silla, esperando algo que nunca va a llegar?
Mientras, escucho  las gotas cayendo sobre las claraboyas de mi cocina.
Miro hacia el frente y me encuentro con los cuatro estantes agarrados a la pared rosa.
Sobre el primero, se encuentran tres frascos de perfume. Los tres empezados. Los tres sin terminar aún.
Cada uno utilizado para diferentes ocasiones  Todos con un mismo objetivo. Ninguno lo cumplió. Solo alguno de ellos funcionó alguna vez, pero no siempre como yo quería.
Un búho me mira fijamente. Su mirada se clava en mis ojos por más que me mueva hacia la izquierda o hacia la derecha.
Es el mismo que escuchó una historia sobre vos.
Es casi el mismo que me insiste con que me vaya y abandone la espera.
Es el mismo que idolatra a personas de tu pasado.
Es el mismo, y casi el mismo al que no escucho, continuando sentada en mi silla, esperando, mientras sigo escuchando las gotas cayendo sobre las claraboyas de mi cocina.