lunes, 16 de septiembre de 2013

Remitente desconocido.

La habitación queda a oscuras y en silencio.
Nuestros oídos esperan la siguiente canción.
De repente suena.
Y se inunda cada vértice, haciendo vibrar el ambiente con una atmósfera agradable, extraña e imposiblemente familiar.
Cada cuerda tensa que se toca, provoca distintas melodías que como olas rompen sobre nuestros brazos, sobre nuestra cara, mi pecho, el tuyo, ambas espaldas y al salir, filtradas por los capilares,forman esa esperada piel de gallina.
Ahí mi mundo se detiene. Baja de mil a cien. Y te observo. Me adentro en tus pupilas y te entiendo.
Así como vos a mi.
Te acaricio el pelo y te contemplo,mientras intento tranquilizar a todos mis sentires que rebotan dentro mío.
Pero llega esa parte de la canción en la que estallo. Exploto. Reviento.
Y se lo que me pasa cuando te miro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario