Palabritas empujan dentro de mi boca. Quieren salir.
Quieren expresarse de la forma más fuerte que exista sobre la tierra.
No puedo más.
Tengo las manos atadas. Los ojos vendados.
Te leo y no puedo más.
Te escucho y estoy bien.
Te veo a través de esta figura y no puedo más.
Estoy loca.
Me enfermé.
Me siento mal.
Me duele la cabeza.
Jajaja qué ironía.
Qué contradicción.
Esto es en vano.
Ya es tarde.
Estoy confundida. Quiero estarlo. Hacemelo saber. Me voy a arrepentir.
Las palabras van haciendo presión cada vez más.
De a poco, una por una comienzan a lastimar mis labios.
Me sangra. Ayudame. No me gusta. Me duele.
Finalmente me rindo. No puedo más.
Respiro hondo.
Y suelto.
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