Al principio lucía bien, adornando tu cama después de que la hicieras. Yo sobre el acolchado, impregnada de tu perfume, rodeada de tus cosas, observando siempre cualquier movimiento.
A decir verdad, nunca estuve entre tus cosas. Fue tal vez producto de mi imaginación.
Pero no importa, sigamos...
De a poco voy cumpliendo con mi rol.
Me agarras como más te gusta, cambias la posición de mis extremidades.
Cambias la forma y el color de mi pelo a uno bastante particular, ya que no podes tener el muñeco que vos queres.
¿Sos conciente de que podés cambiar mi estado de ánimo? No deberías, pero podés.
Me sentas con los brazos cruzados, piernas extendidas y cabeza gacha, para que no te perturbe mi mirada, que es lo único de lo que no posees control.
Te encanta estancarme en un estado de preocupación- desesperación- tristeza- enojo- dependencia y por sobretodo, disfrutas sabiendo que me lleno de preguntas sin respuestas. Por eso actuás como actuás y hacés lo que hacés conmigo.
Nunca te detuviste a analizarme antes de atarme completamente a tu capacidad de hacer y des-hacer sobre mí.
Aparecés y desaparecés sin fijarte siquiera si sigo ahí o si me caí al suelo.
Ya no tiras de la cuerda que proviene de mi interior, porque no te interesa escucharme.
Solo hay tiempo para tus monólogos que de repente desaparecen como si nada, y tus charlas solitarias quedan suspendidas sobre el clima tenso e incómodo que generaste en mí.
En cada cosa que me decís puedo percibir promesas que nunca van a cumplirse.
Nunca te detuviste a analizarme antes de atarme completamente a tu capacidad de hacer y des-hacer sobre mí.
Aparecés y desaparecés sin fijarte siquiera si sigo ahí o si me caí al suelo.
Ya no tiras de la cuerda que proviene de mi interior, porque no te interesa escucharme.
Solo hay tiempo para tus monólogos que de repente desaparecen como si nada, y tus charlas solitarias quedan suspendidas sobre el clima tenso e incómodo que generaste en mí.
En cada cosa que me decís puedo percibir promesas que nunca van a cumplirse.
Pasa el tiempo y sigo en tu cuarto, ahora sobre un estante, observando junto a los demás muñecos, cubiertos por una capa de polvo de hace semanas, a tu nueva figura posada en tu cama, igual que yo hace un tiempo, acomodada a tu gusto, siempre a tu disposición,también con cuerda, pero esta vez, con un accesorio nuevo.
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