Que puedas recordarme al acostarte, pensarme en forma
abstracta, porque allá te quedas.
Envueltx entre sábanas frías, acondicionadas, llenas de pelo
de gato, de manchas de fluidos, de marcas de cenizas, de baba, de lágrimas.
Y ahí te imagino, con la cara iluminada por la exagerada
pantalla de tu celular, con la respiración un poco agitada por culpa de esas
sábanas, y con el pecho a punto de explotar.
Somos una anécdota. Somos solo dígitos. Solo virtual.
Solo olor a electricidad. Solo cables enredados. Solo monitores.
Pocas veces a una breve oportunidad de hacerlo físico.
Lo que pasa es que no me ves. O no es suficiente.
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