Después de vernos, todo rastro de sentimiento engañoso que creemos experimentar, se diluye en agua y sudor que corre violentamente por la rejilla de la ducha haciéndome creer que no volverá jamás.
Pero al transcurrir la semana me encuentro con todas mis ganas golpeando la puerta de su casa para luego convertir el agua limpia en agua sucia una vez más.
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