Quisiera saber qué se siente enfrentarme al volcán.
Pararme a sus pies y observar cómo aquella montaña
hueca despide restos de lava amenazando todo a su alrededor. Que mi cuerpo se
inquiete al ver aquel líquido caer rápidamente por la pendiente, directo a mis
pies descalzos.
Quiero estar en el momento justo en el que estalle
el núcleo y calle mi cuerpo, sentir cómo es mi primer contacto con las brazas y el fuego. Cómo es que me calcino de a poco. Sin gritar. Manteniendo los músculos
de mi cara relajados. Disfrutando de lo que me daña. Cómo es que de repente soy
cenizas.